Día Internacional de los Pueblos Indígenas
Pronunciamiento con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, instituido a partir de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que fue adoptada por el Consejo de Derechos Humanos, principal autoridad de Naciones Unidas en materia de derechos humanos, durante su sesión de julio de 2006. Las organizaciones que suscribimos éste documento partimos del reconocimiento que dicha norma fue el resultado de muchos años de esfuerzos y presiones de las organizaciones indígenas de todo el mundo, y de discusiones y negociaciones entre estados miembros de la Comisión de Derechos Humanos. Por nuestra naturaleza de organizaciones indígenas del medio urbano de la Ciudad de México, asumimos una perspectiva consecuente.
Reconocemos que desde hace mas de medio de siglo, se fueron estableciendo miles de miembros de los Pueblos Indígenas en la metrópoli mexicana, los que en la actualidad rebasan el 1 millón y medio de personas, que conviven con el resto de la población. Son de regiones diferentes pero nos encontramos todos aquí como hermanos indígenas. Aquí reproducimos nuestra cultura, nuestras formas de vida comunitaria, nuestras lenguas, nuestras formas de participación y consenso, nuestra cosmovisión y contribuimos a la Diversidad Cultural de la Ciudad.
Nuestra presencia en la Ciudad, no ha significado la pérdida de las culturas de nuestros abuelos, ni el desligarnos de nuestros pueblos, mas aún, se han fortalecido nuestras identidades como indígenas en un mundo global, pero sin olvidar nuestras raíces. Sin embargo, no ha sido fácil nuestra estancia en un este espacio urbano, siempre ha sido en contexto de discriminación en el trabajo, en la calle y, en las instituciones. Ello porque históricamente este país ha querido ser transformado en una nación culturalmente homogénea y monolingüe; ya que ese es el México imaginario de las elites gobernantes. En esa visión los indígenas se han considerado un lastre para “el proceso civilizatorio” de este país.
Por la visión eurocéntrica de los detentadores del poder político, hemos sido considerados “extranjeros” en nuestra propia tierra; un chino, un judío tiene mas derechos que los indígenas de la Ciudad, porque ellos recurren a sus embajadas y consulados cuando tienen problemas o son detenidos; pero nosotros, no tenemos a quién recurrir, cuando es a partir de las instituciones y las leyes que se nos excluye o detiene. Se nos consideran los “pobrecitos”, los indefensos, los atrasados, por lo cual no debemos reclamar nada.
Nuestra experiencia en la Ciudad, nos ha fortalecido en nuestro ser y queremos seguir siendo indígenas y mantener el sentido colectivo y comunitario; por ello vivimos con nuestras fiestas, sistemas de cargos, hacemos trabajo comunitario con una visión del mundo, basado en el respeto y principios éticos de armonía con la naturaleza y todo lo que en ella existe.
Un ejemplo de la reproducción de la cultura es la presentación de la Guelaguetza que se venía realizando cada año desde el 2002. Como sucede en uno de nuestros Estados de origen, la Guelaguetza significa, la fiesta y el intercambio de los pueblos hermanos que vivimos en la Ciudad de México; así evidenciamos nuestra forma de vida comunitaria, ya que participan muchos pueblos en el ofrecimiento y agradecimiento a la Vida.
Para nosotros la Guelaguetza es la escenificación histórica de las culturas de los pueblos oaxaqueños; al bailar estamos visualizando nuestra identidad, historia, costumbres, luchas, victorias; bailando estamos contando a los demás de nuestra cultura. Es el caso de organizaciones como la Alianza, en donde su principal labor es recatar, conservar y difundir las tradiciones de los diferentes pueblos y regiones de Oaxaca.
Si en la Guelaguetza también está nuestra identidad por su significado de fiesta de la fertilidad de la solidaridad y de la reciprocidad; es la fiesta mas importante de nuestros pueblos, por eso reclamamos nuestro derecho para seguir representando la Guelaguetza en el Zócalo de la Ciudad de México, tal y como lo estábamos haciendo durante siete años; no darnos permiso para realizarla es minimizar nuestras culturas y contribuir a su desaparición, exigimos a las autoridades respeto a nuestras tradiciones.
CONSIDERANDOS SOBRE:
1. – La vivienda y la vida comunitaria.
Las políticas de vivienda al seguir la lógica del mercado considerando las condiciones de vida de los sectores medios y altos de la sociedad, han puesto en evidencia que en la Ciudad de México, se ha dado un proceso de marginación y exclusión de las poblaciones indígenas migrantes; al no contarse con los medios formales nos han restringido el acceso y disfrute de los espacios para uso habitacional y recreacional. Por los pocos, pequeños y disfuncionales espacios a los que se han accedido, muchos quedamos en una situación de hacinamiento, lo cual conlleva una serie de problemáticas sociales entre las que figura la dificultad para realizar las actividades propias de nuestras formas organizativas.
2. – Comercio en vía publica y formal.
Por los múltiples prejuicios sobre las poblaciones indígenas, una parte de ellos se ven impelidos a ejercer el comercio ambulante como medio de subsistencia; por las incidencias de la cotidianidad y la ausencia de perspectivas, es evidente la ausencia de una política pública, que de atención a los comerciantes indígenas que laboran en vía pública. Los tiempos en que se permite la venta son muy cortos lo que restringe el trabajo sistemático; además los permisos son otorgados discrecionalmente, beneficiando únicamente a supuestos líderes, como una forma de crear cacicazgos de control social y no de promoción del comercio ambulante.
3. – En materia educativa.
La Ciudad de México no tiene, hasta ahora, una política educativa con un verdadero enfoque intercultural, en el cual las personas indígenas sean consideradas, no sólo como receptores de saberes y conocimientos ajenos, sino también como sujetos que aportan conocimientos y producen los bienes culturales necesarios. Históricamente para los pueblos indígenas, la educación ha sido una forma de colonización y, consecuentemente la escuela y los maestros han estado ideológicamente alejados de las comunidades. Pese a declaraciones oficiales, la lengua indígena no tiene la importancia que debiera tener como vehículo de identidad y de reproducción de nuestras culturas. Más aún, los saberes y conocimientos comunitarios indígenas no tienen una posibilidad de reconocimiento a pesar de ser una opción de formación que revaloriza la relación hombre-naturaleza, entre las personas y comunidades, una forma de respeto a nuestros mayores y una democracia participativa basada en el servicio gratuito a la autoridad.
Los medios de comunicación comunitarios han sido parte importante para compartir nuestra palabra, conocernos y unirnos en nuestras realidades, problemas y necesidades. No podría entenderse este movimiento sin el papel que han cumplido las radios comunitarias en la ciudad y en las regiones, y por lo mismo se deben crear mayores espacios y proyectos de comunicación como un derecho básico de la libre expresión.
4. – Procuración de justicia.
En la actualidad del ámbito nacional, gracias a las acciones de defensa de los intereses comunitarios, la exigencia de los derechos y la incidencia política de las poblaciones indígenas, México se reconoce como una nación multiétnica y pluricultural; sin embargo pocos son los avances institucionales, de jurisprudencia y de resoluciones legales, a favor de una real y efectiva protección y pervivencia de las poblaciones indígenas. En el ámbito local existe una normatividad que hipotéticamente protege a los sujetos indígenas, pero como su aplicación termina siendo discrecional en la gran mayoría de jueces y autoridades, cuando a una persona indígena se le imputa algún cargo o delito, lo más probable es que sea inculpado. Por ejemplo la norma dice que toda persona que declare no entender bien el idioma castellano (o español), deberá ser auxiliada por un traductor, pero lo que ocurre con más frecuencia es que la autoridad le pregunte si habla español y, si pronuncia algunas palabras en éste idioma, se cancela la posibilidad de la asesoría lingüística, al margen de lo que declare el sujeto. También nos llama la atención de que el recurso de amparo no se aplique en los juicios que afecten los intereses comunales; sabido es, que el amparo en un procedimiento judicial, es la acción que concede la ley al interesado para reclamar contra las resoluciones, ya sea ante la autoridad que dictó la sentencia o ante otra instancia; la argumentación de que dicho dispositivo legal sólo se aplica sólo en aquellos casos en los que no existe la menor duda acerca de qué es lo que está ordenado, permitido o prohibido legalmente.
En cuando al derecho a la traducción no se aplica en algunas de las instancias como en materia civil, administrativo y laboral, urge a que este derecho se incluya en los respectivos códigos correspondientes para dar cabal cumplimiento, para no dejar a estado de indefensión a todos aquellos sujeto que están enfrentando en cualquier juicio principalmente a los indígenas que no domina la lengua castellana (o español) . y que las mismas autoridades se vean obligados a cumplir a este mandato constitucional.
5. – La mujer indígena en la ciudad de México.
La mujer indígena en la ciudad de México ocupa un lugar importante como detentadora y transmisora de saberes y conocimientos de su cultura y de su comunidad; ella pone en práctica su saber y experiencias, en la relación cotidiana intergeneracional con sus hijos, de ahí la importancia de su papel como transmisora y reproductora de su cultura. Pero su papel en el mantenimiento de la identidad, no se reduce sólo a esto, sino que, al orientar la integración de sus hijos al medio urbano, despliega gran capacidad de creación, ya que tiene que conjugar tradición y modernidad. Así logra reforzar su posición como guardiana de su cultura.
6. – La mediación entre el Estado y la Sociedad.
Es evidente que el incipiente diálogo entre las instancias gubernamentales y los pueblos indígenas está cargado de tensión por la predominante perspectiva etnocéntrica en los funcionarios públicos; misma que se ve reflejada en los registros poblacionales, proyectos y programas, los cuales, al margen de poder tener buenas intensiones individualistas, el sentido y contenido final de las propuestas termina siendo ajenos a nuestra visión comunitaria.
7. – El reconocimiento constitucional y derechos humanos.
Que en la dinámica de nuestras instituciones ya se llega a hacer declaraciones sobre la ausencia del debido reconocimiento constitucional a nuestros derechos humanos, así como sobre la resistencia al reconocimiento de los derechos colectivos y nulo respeto a nuestras formas autónomas de gobierno; es menester pasar de las palabras a las obras, antes que las situaciones de injusticia y exclusión, den lugar a otras formas de hacer evidente la necesidad de equidad.
8. – Continuidad en las políticas de reducción de lo indígena.
Los pueblos indígenas vemos con claridad la continuación de la guerra de conquista, pues el sistema capitalista neoliberal utiliza las formas de gobierno institucional para continuar con el despojo de nuestras tierras y recursos naturales; la instauración de las formas de organización occidental en las regiones indígenas, pretende acelerar la destrucción de nuestros pueblos y territorios ancestrales. Para favorecer a las empresas trasnacionales promueve inversiones al margen de las comunidades y, si hay oposición manda reprimir y encarcelar nuestros pueblos para despojarlos de nuestros territorios y bienes comunales.
DEMANDAMOS.
1.- Que se reconozca a los Pueblos y Comunidades indígenas como sujetos colectivos de derecho de la Ciudad de México, en base a los procedimientos como lo marca los Convenios Internaciones y respectando las formas, tiempos y procedimientos de los Pueblos Indígenas.
2.- Que el Gobierno y la sociedad en general realice un esfuerzo por generar una Ciudad sin discriminación étnica y valore el aporte de los pueblos y comunidades indígenas en lo cultural, laboral y económico de los mismos.
3.- A las autoridades, instancias correspondientes para que diseñen y apliquen programas de vivienda en donde los pueblos y comunidades indígenas participen en el diseño, desarrollo y planificación de vivienda acorde a las practicas comunitarias de los pueblos indígenas; asimismo, en los mecanismos financieros se considere las formas de producción y trabajo de las poblaciones indígenas.
4.- Que para la práctica del comercio ambulante y su progresiva formalización se establezcan políticas, cuya adecuación estará dada por la participación de las organizaciones y comunidades indígenas; ello podrá traducirse en el establecimiento de Plazas y corredores comerciales para la venta de artesanías y productos relacionados con nuestra cultura indígena, libres de los líderes o caciques.
5.- Que se diseñe y establezca una educación indígena e intercultural en la Ciudad de México y se vean reflejadas en políticas públicas que fortalezca la identidad y autonomía de nuestras comunidades y pueblos, garantizando el acceso pleno la educación a todos los niveles educativos con enfoque intercultural y garantizando a su vez, la reproducción y transmisión de la educación comunitaria.
6.- El establecimiento del procedimiento de queja por parte de los sujetos indígenas, que se vean afectados por el arbitrario proceder de los jueces y autoridades en general, con el fin de que previa investigación, sean sancionados por el no cumplimiento de las normas que protegen a las personas indígenas. En tanto las decisiones arbitrarias y lesivas de las autoridades no tengan sanción, todas las normas establecidas para la protección de los sujetos y poblaciones indígenas, serán letra muerta. En cuanto a la aplicación del recurso de amparo, se debe de analizar la normatividad, con el fin de hacerla extensible a los juicios en que se vean implicadas las personas, comunidades y pueblos indígenas.
7.- Se reconozca el trabajo de la mujer indígena como portadora de conocimientos que transmite una visión del mundo a las nuevas generaciones en una situación de mayor equidad en el marco de su vida comunitaria.
8.- La necesidad de que se supere las declaraciones de reconocimiento de los pueblos indígenas, que hasta la fecha sólo se ha manifestado como el otorgar un lugar (participación) en mecanismos deliberativos; para nosotros, un real reconocimiento como sujetos implica no solo deliberar, sino tener acceso al proceso de toma de decisiones en el ámbito de nuestra autonomía y de la vida nacional.
9.- Es necesario que se establezca el reconocimiento de las distintas instancias de nuestras formas de organización comunal, como medios válidos de participación en los distintos niveles del poder, sin tener que recurrir a las actuales formas institucionales. Debe terminarse con la apropiación del poder público del que inmerecidamente disfrutan los partidos políticos; dentro de los cuales la honestidad, la transparencia y el verdadero compromiso con la sociedad, son la excepción y no la regla.
10.- En el ámbito nacional, el Congreso Nacional Indígena preocupado por la agudización de la represión en contra de las comunidades y pueblos indígenas, considera que la vía para la preservación, consolidación y desarrollo de sus organizaciones, está en la consolidación de su autonomía; también en el ejercicio de sus derechos ante el agravamiento de su situación y, las graves carencias que acotan el posible mejor futuro de nuestros pueblos.
NOS PRONUNCIAMOS
A. – Repudiamos las políticas represivas del Gobierno de Ulises Ruiz hacia los Pueblos Indígenas y la población en general, por su actitud belicista y en contubernio con el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa para mantenerse en el poder y que sea enjuiciado, por los muertos y desaparecidos políticos durante su gobierno.
B. – En contra de la represión hacia la acción de las Radios Comunitarias, en las que valiéndose de argucias legales, se detiene al personal que las dirige y opera, tal es el caso de David Valtierra, Auxiliar de las Autoridades Autónomas y responsable de la Radio Ñomndaa. Como creemos en la vía pacífica de la unión de los pueblos para la solución de los problemas, instamos a todos los pueblos indígenas, a que establezcan medios de comunicación propios y, a través de ellos se pueda difundir los problemas, las acciones; así como las aspiraciones.
C. – A favor de la más amplia consulta popular e institucional con respecto la Reforma Petrolera, y por la inclusión de los análisis y propuestas técnicas de la sociedad civil, en el texto de las normas resultantes. La voz del pueblo debe ser escuchada y, su mandato debe ser obedecido por los políticos y gobernantes en turno; si bien creemos necesario y conveniente que la consulta sea ampliada; también creemos que por la trascendencia de la decisión a tomarse, la aprobación de las normas no debe reducirse a la opinión y voluntad de los políticos y gobernantes. Históricamente, en coyunturas de cambio, la clase política sólo ha velado por sus intereses y el provecho de los sectores sociales hegemónicos, sean nacionales o trasnacionales. Los Pueblos indígenas decimos, para lograr una democracia plena deberá ser con la participación de todos los ciudadanos mexicanos incluidos los Pueblos Indígenas.
D. – En defensa del proyecto político del presidente de Bolivia. Sabido es que en Bolivia, como en México y toda América Latina, desde la invasión española, las poblaciones indígenas han sido históricamente discriminadas.
México, D,F., a 9 de Agosto de 2008